Tú tienes problemas, yo tengo problemas, todo el mundo los tiene. Pero sólo un mínimo porcentaje de personas los supera satisfactoriamente.
Hay que tener en cuenta, siempre, algo sumamente importante: una dificultad no es un obstáculo que te impida conseguir tu objetivo, sino todo lo contrario. Un problema es simplemente un ejercicio que te endurece, te refuerza, te da experiencia. Los problemas son los peldaños necesarios para ascender en la escalera del éxito.
Superarlos o no dependerá de tu forma de ser y de cómo los afrontes.
1. Nada es imposible
Ningún obstáculo, por duro y difícil que parezca, carece de solución. Si te lo propones realmente, podrás llegar a superarlo no sólo con un éxito mediocre, sino llegando incluso a acercarte a la perfección. Recuerda que nada es imposible. No hay que abandonar jamás. Es bastante posible que tú mismo, inconscientemente, intentes desanimarte para optar por la solución más fácil: abandonar tu objetivo. Y es aún mucho más frecuente que toda la gente que te rodea te lance continuamente mensajes pesimistas. Nunca debes hacer caso a tales mensajes, provengan de donde provengan. No hagas caso de lo negativo, sólo considera lo positivo.
2. Trabajar duro
Hay que tener en cuenta que una dificultad es lo que su propio término indica: algo que no puede resolverse con las herramientas "corrientes" o "normales". Un problema siempre implica bastante esfuerzo para resolverlo. Si inviertes mucho tiempo, o dinero, o cualquier otro recurso en superarlo, y a pesar de todo no lo consigues, no desesperes y trabaja el doble, o el triple... o, si es necesario, cien veces más.
3. Estar entusiasmado
Nunca conseguirás nada si no estás realmente entusiasmado con lo que haces. ¿Pero cómo resuelvo el que no me guste lo que hago? Muy sencillo, busca conexiones (seguro que las hay) con las cosas que te gusten. Por ejemplo, es muy corriente que las Matemáticas no gusten a los estudiantes. Es imposible estudiarlas con éxito si no estás entusiasmado con ellas. ¿Por qué no pruebas a relacionarlas con el funcionamiento de las cosas cotidianas?
4. Ser optimista
Una persona optimista es aquella para la cual el futuro está lleno de esperanzas y de triunfos. Es pensar que las cosas van a salir bien, impregnarse de ese positivismo respecto a la solución de los problemas. Si tu mente piensa que todo terminará satisfactoriamente, te será mucho más fácil resolver tus dificultades.
5. Mirar hacia el futuro
Nadie es perfecto, y tu pasado estará lleno de errores. Si constantemente vuelves la vista atrás, tus propios errores te desconcentrarán de lo que realmente importa: la solución de tus dificultades, solución que obviamente se encuentra en el futuro.
6. Considerar todas las posibilidades
A la hora de resolver dificultades, piensa en todas las posibles soluciones que se te ocurran. Después debes analizar sus posibles consecuencias, y elegir la que mejor te parezca. Seguramente podrás optar por una solución intermedia entre las dos o tres mejores.
7. Tender a la perfección
Debes de optar siempre por las soluciones óptimas, e intentar superarte día a día, en cada uno de tus problemas. No debes conformarte con resultados parciales o mediocres, hay que conseguir la perfección.
8. Volver a soñar
Soñar con tus objetivos es lo que algún día te permitirá alcanzarlos. Por muy descabellados que te parezcan, por muy lejanos, por muy utópicos... ahí están, y si sueñas con ellos, serán tuyos.
9. Correr riesgos
Afrontar un problema con éxito exige decisión y voluntad, lanzarse plenamente sin esperar a nada o a nadie. Correr un riesgo, en definitiva.
Reírse
es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar
es arriesgarse a parecer sentimental.
Ponerse
al alcance de otro es arriesgarse a quedar implicado.
Exponer
los sentimientos es arriesgarse a exponer el verdadero yo.
Plantear
las ideas y los sueños a los demás es exponerse a perderlos.
Amar
es arriesgarse a no ser amado.
Tener
esperanza es arriesgarse a sentirse desesperado.
Intentar
algo es arriesgarse al fracaso.
Vivir
es arriesgarse a morir.
Pero uno tiene que correr riesgos, porque el mayor riesgo en la vida es no arriesgar nada. La persona que no arriesga nada, no hace nada, no tiene nada, no es nada. Puedes evitar el sufrimiento y la pena, pero no podrás aprender, sentir, cambiar, crecer, amar, vivir. Encadenados a sus actitudes, son esclavos, han perdido el derecho a su Libertad. Sólo la persona que se arriesga es libre.
10. Lanzarse
Tu gran poder
consiste en aceptar todas las oportunidades, con todos sus problemas, y no
esperar a que los demás me ayuden.
¡Lucha, corre, actúa!
El mundo no se va a parar a esperarte, toda tu vida únicamente depende de ti y de tu decisión para afrontarla.
Recopilaciones de varios autores.